eclipse dorado

en los limites de rodorio, una zona destrozada por guerras antiguas, que por una curiosa razón nadie avía re levantado, pese ser el camino hacia el templo de atena, en ese lugar un hombre de largo cabello blanco se encontraba dibujando el paisaje, su mirada era dorada contemplaban su entorno, con la llegada contante nombramientos de santos dorado y algunos regresando de largas misiones, el santuario era casi un manicomio y rodorio no pasaban de festejar la llegada de los dorados. la tranquilidad paso a se un lujo mas que una necesidad del alma

contemplo al cielo almenos estaba seguro que nadie vendría ahí mas que nada por que prefería ignorar esta zona y ir al concurrido rodorio o regresar ser directamente al santuario. era un limbo una tierra de nadie, esos suspiro relajado, nada ni nadie podría arruinar ese momento de perfecta soledad o esa era la idea

La primera vez que tenía un momento para conocer el lugar. Desde su llegada, hacía apenas unas semanas, no había hecho más que su deber; primero hacerse merecedor de aquel "privilegio" por el cual había entrenado tantos años, luego lo demás. Apenas ese día descubría que había un pueblo, Rodorio, en las cercanías. Su curiosidad le llevo derecho a ese lugar. No obstante conocer gente y responder preguntas no eran su don precisamente y por tal, acabó en las inmediaciones, recorriendo, investigando.

Disfrutaba la soledad tanto como podía disfrutar la compañía, sólo era cuestión de tener sus necesidades bien separadas. Y ese era el momento de estar sólo, reflexionar y entender. Cosa que a su ver aún era difícil, pero elegía no pensar en su posición como santo ni lo que acontecería en algún punto cercano; aún no quería.

Su visión lo llevo por lugares y pasajes solitarios, hermosos, algunos dejados en el olvido y cubiertos por maleza. Todos interesantes. A sus pies, en determinado momento, pudo ver un fragmento resquebrajado de una inscripción. La misma, expresada en antiguo griego, fue un hallazgo que apasionó a Yul. El estaba acostumbrado a vivir en la época actual, moderna, pero sus raíces siempre lo empujarían a lo tradicional. Pasó la mano sobre aquellas letras y observó con cierta desilusión. Aunque su maestro le había instruido en la lengua, aún debía practicar mucho más. Aceptándolo con pesar, prosiguió su recorrido por el lugar.

Apenas se había separado de aquel fragmento del pasado cuando pudo divisar a esa persona. No llamó su atención, con lo ajetreado que era el mundo actual, todos necesitaban estar solos en algún momento. Lo que resumió como curioso fue esa forma de admirar y regresar su cabeza constantemente a lo que sostenía entre sus manos. Se preguntó: “¿Qué hace?” Y se respondió a sí mismo: “Parece dibujar”

La cuestión era que.

Pero no era forma de Yul, meterse en vidas ajenas. Prosiguió su errante marcha, alejándose del rango de vista de aquel hombre; quizás porque no quería molestar, quizás porque quería saber sin preguntar. Finalmente se sentó sobre una columna caída, y se quedó allí, observando. Y aquel pensamiento regresó solo: que aún no conocía a nadie.

sus trazos era firmes y seguros aunque relajados y llenos de sentimientos, a fin de cuentas el pertenencia a una constelación muy sensible, no solo en la percepción extra sensorial lo que les facilitaba ver a los muerto, sino sentimentalmente, era esa la razón que muchos santos previos a el cedieron su sera dejándolo a un segundo plano encerrándose en sus caparazones

un cosmos llamo la atención del hombre de caballo blanco, el cual continuo su trabajo su dibujo o eso hacia parecer pues estaba mas atento a la presencia, la conocía de cierta forma

al percibir el cosmos alejarse le llamo un poco la curisidad, se inclino un poco depositando un poco de su cosmos en un piedra y oculto el suyo

como asesino de santuario sabia como moverse sin ser visto y esos talentos uso para escabullirse y colocarse detrás del pilar caído conde el muchacho se encontraba descansando coloco su dibujo a un lado de santo, parecía un buen bosquejo de la ciudad en antaño

-¿que opina?- pregunto en forma tranquila y amable

Spoiler:

Aunque más bien, sentenciaba sin saber. Acarició la superficie de la columna sobre la cual estaba sentado- "O escribir, o Diseñar, o trabajar en alguna técnica..." -Realmente no sabía en que estaba pensando ese hombre. Creía estar seguro de algo, el lugar le inspiraba. Al tacto, el frío de la columna le regresó a la realidad- "Tampoco puedo asegurar eso" -Sus parpados se juntaron un instante, ocultando el zafiro de sus ojos. La brisa, apenas leve era suficiente para que se sintiera a gusto. Luego su mirar, viajó una vez más hacia aquella inscripción. ¿Que decía? Se imagino a miles de personas leyendo ese testimonio a través del tiempo, quizás otorgando a esas personas,  paz a sus corazones.  ¿La tenía él? ¿Lo suficiente para permanecer allí hasta el fin? Aún no sentía que mereciera estar allí, no hasta que comprendiera la razón por la cual estaba justamente allí. Sólo deseaba aprender por sus propias experiencias, que esa mujer se merecía su devoción. Pero, ¿y si no era así?

Acarició una vez más la sólida estructura que soportaba obediente su peso y suspiró. Cerró sus ojos y lo abrió, casi como un pestañeo. Comenzaba a tener esas clásicas peleas entre lo que debe hacerse y lo que quiere hacerse. Y la realidad era...

Movió sus orbes, a su lado, muy cerca, aquel hombre que descubriera momentos antes. Más cerca aún, se dio el tiempo de verlo a gusto, aquello que estuviera reclamando toda su atención cuando le vio la primera vez. Tomó aquel dibujo entre sus manos- No soy adepto al arte, no podría responder con certeza -Respondió. En su voz, una tonada amable, más aún lejana resonó. Pasó sus dedos sobre aquel dibujo, sin tocarlo. No quería mancharle- Pero, ante mis ojos, usted es un artista -Cuando devolvió el dibujo, lo miró a los ojos, notando así aquella anomalía- "Como un gato..." -Luego, su mirada volvió a posarse donde la estuviera antes de ser interrumpido, en la nada, hacia el frente- Estaba usted cuando llegue, y todo este tiempo ha estado dibujando. Bueno, casi -Corrigió momentos después, debía recordar ese tiempo que seguramente se había tomado y esa trampa para llegar hasta donde él estaba. Debía reconocer que le sorprendía que se acercara con la única intención de mostrarle aquel dibujo, y nuevamente su mente trabajo: "¿Lo era?"-  "¿Por qué tomarse la molestia de preguntarle a un desconocido?" -Ciertamente lo conocería con el tiempo, o quizás no- Veo que este lugar ha servido como fuente de inspiración para su dibujo, ¿sabe que había aquí antes? -Corrigió su postura, dejando atrás esa dejadez cómoda que habitara en él. Se sentó con propiedad, derecho, y sus manos abandonaron el fresco mármol que sostenía sus manos. las colocó entrelazadas sobre una de sus rodillas. Su voz, seguía siendo atenta, pero lejana- Aquellas inscripciones, derruidas por el tiempo...Griego antiguo -Comentó como si aquel sujeto hubiera preguntado por ellas.

No lo conocía, pero llegaría el momento en que lo hiciera. Entonces le preguntaría porque rayos acecharlo y no simplemente presentarse.

el hombre de ojos felinos sonrio en forma amable y cortes -no se requiere de grandes conocimientos para saber si algo le gusta o no-escucho el cumplido y rio un poco mientras recuperaba su dibujo -pues muchas gracias caballero- sonrio sentándose a su lado -el arte aun si es simple debe ser visto por mas ojos que el del artista- comento como si hubiese adivinado lo que el otro pensaba

escucho el comentario del muchacho y miro distraidamente al sujeto -originalmente en toda gresia a via una pequeño rincón en cada pueblo donde se adoraba a hefestos, generalmente era calles de artesanos, pesonas que usaban sus manos para crear cosas hermosas para ganarse la vida y una vez al años en madera tallada creaba una estatua de herfestos a su alrededor la mejores obras echas ese año, se quemaba la estatua y se repartía en las forjas y joyerías para dar suerte, como si hefestos los guiases en sus tareas - miro a la nada -por alguna razon en la ultima guerra santa este lugar fue abandonado y jamas se reconstruyo nuevamente-

miro las inscripciones -es un reso a hefestos para que sus armas nunca flaquen y sus joya sea dignas de la misma dioses-

Pensó que nunca le interesaría, pero allí estaba, sintiendo una queda fascinación por lo que escuchaba. Hefestos y el resto de dioses griegos, la gente tenía una fe ciega por todos ellos, al menos su mayoría. Recordaba haber vivido en Grecia desde que era muy pequeño y siempre le gusto escuchar de mitología cuando pensaba que eran sólo mitos. Entonces, sentado junto al completo desconocido, casi podía sentir como aquellos sueños del pasado resurgían frente a sus ojos. Tan sólo con un relato- Es una pena que no se reconstruyera -Comentó en tono semi ausente. Sus orbes buscaban más allá, en la lejanía, y no hacía mucho más de unos minutos, recordaba también, haber pasado por restos de templos y pequeños recintos, carcomidos por el verde de las plantas y la tierra.

Un artista elevaría quizás un pedido a las musas en algún lugar que la gente le hubiera consagrado... Si acaso existe -Quizás con sólo mirar las estrellas bastara para inspirarse, aunque pensandolo bien, sabiendo a que obedecía su brillo, ya no las sentía tan bonitas. La realidad era que no preguntaba por santuarios de otros dioses, si bien le gustaba entender más de ese país y sus historias- ¿Por que esta aquí? -Sabía que el muchacho estaba dibujando. Pero la pregunta no contemplaba ese hecho particular. ¿Pensaba en el porvenir? ¿Sentía que aún no encontraba la razón para estar ahi? Quizás el estaba pensando demasiado y si lo pensaba bien, preguntar algo así a un desconocido, era grosero de su parte- Soy Yul -Mencionó sin mirarlo. No tenía la costumbre de presentarse, pero tampoco de parecer descortés sin que supiesen su nombre.

Spoiler:

Miraba las ruinas como si de pasado tomase el presente por unos instantes, casi maravillado de las sombras del lo que no era mas un triste recuerdo de lo que fue

El artista suspiro con las palabras del muchacho -estas tierras pertenecen a Athena sin su permiso ni siquiera se puede levantar un piedra para otro dios-

No pudo evitar reír por el comentario del otro -claro que existe, mira al cielo y mira la tierra y dime al menos una cosa que te maraville y ahi descansa la sonrisa de una musa- dijo tranquilo mientras cerraba su cuaderno y miro al muchacho -por tu voz hablas como si la nada te impresionase- dijo con ligero pesar

Ante la pregunta medito con calma una buena respuesta -supongo que vine a descansar, últimamente no puedo quedarme mucho tiempo para disfrutar de un lugar, ya que ni bien me relajo mi cuerpo cansado, debo partir a otro lugar y usted ¿sea acaso la nostalgia o un lamento ahogado que lo trae aqui?-

Parpadeo un par de veces tras escuchar el nombre del otro -asi que eres el famoso Yul de Leo- sonrió -me llaman Esus de Cancer un placer conocerte cría del sol- lo ultimo lo dijo con el fin de una amable broma

¿Sería un reproche o lo mencionaría por la simple razón de parecerle una sorpresa? Eso Yul no lo podría identificar. Admiró su entorno, sus orbes se clavaron sin quererlo en la derruida textura decrepita del abandonado pedestal abandonado. Se mantuvo en silencio un momento, no era difícil adivinar que todo le llamaba la atención porque él venia del mundo moderno donde la tecnología era el dios de cada día. Ni griegos, ni romanos, ni egipcios existían ya en la mente de la gente, salvo que jugaras a ser parte de una historia medieval- Es como estar detenido en el pasado -Yul amaba lo que venía del mismo y en parte era, porque nunca entendió el amor por las maquinas de otras personas- No llevo mucho tiempo siendo parte de este Santuario....No me molesta actuar por y para el mismo, pero no lo reconozco  y estar rodeado no suena como una buena idea -Dijo lo que sentía de una forma que creía correcta. Estar en manada con gente desconocida, sólo le hubiera dejado ansioso, tenso y no quería que su "error" hiciera acto de presencia.

Esus de Cancer, el placer es todo mio -Hizo una pausa- Es la primera vez que conozco a una persona de la misma orden -Ignoró su comentario final. Cría del sol no sonaba mal, de hecho todo lo contrario. Sin embargo no quedaba bien en un hombre adulto como él- Nadie mencionó que el templo tenía guardián... O la gente a la cual he frecuentado no sabía nada realmente -Tener un igual era algo interesante, podría aprender de él, o al menos, sacar sus propias conclusiones a través de la charla- Es un buen momento para aniquilar dudas, si me permite.... Como ya sabe he llagado recientemente y aún no encuentro el sentido a esto. Por lo tanto permítame re formular la pregunta: ¿Por que está aquí? ¿Por que eligió servir aquí?

Una sonrisa se forma en los labios del santo de cancer ante la emoción del se podia sentir del felino, era natural en la en los santos de leo, eran el sol y sus emociones, pese a sus esfuerzos, eran tan claras como el mimo dia. Esa era una verdad de los santos de leo, que causaba cierta gracia y sana envidia en el canceriano.

Escucha las palabras del otro y con una sonrisa el mira su alrededor-¿eso cree?- mira al santo de leo -quizá tenga razón- mira al cielo -pero siempre vivimos en la frontera de los que fue- mira el paisaje frente a a ambos-sera- y mira al guerrero de leo -y es-

mira las santo de leo-las bestias salvaje no pueden sobrevivir al cautiverio pero, trata de conocer a tus camaradas Yul, a diferencia mía tu aun puedes tener su confianza-

-el gusto es mio Yul de leo- se rio de buena gana por el comentario respecto a ser el primer santo de oro que conocía -vaya que mala suerte tienes, supongo que ahora tendrás una mala noción de como es una dorado- no parecía ofendido por la falta de mención -eso se debe a que en primera no soy muy confiable y en segunda el patriarca me manda a misiones fura casi todo el tiempo-


escucho las nueva preguntas -bueno aqui estoy en estos momentos dibujando disfrutando el poco tiempo que tal vez tenga antes que me vuelvan a mandar- comento como si fuese una ligera broma, el santo comprendía la pregunto pero, queria bromear un poco -pero, siendo sincero mi razón de estar aqui fueron las circunstancias del destino, fui traído aqui desde que era muy pequeño y quien me entreno es cuya armadura porto, como cumplimento de una promesa dada en lecho de muerte de mi mentor-